La Marraqueta Paceña
La marraqueta paceña, a diferencia de la marraqueta chilena, la peruana y la argentina, llegó a estas tierras gracias a un inmigrante Griego, Michel Jorge Callispieris, quien desde la isla de Chíos nos trajo el sabor delicioso de ese pan elaborado a base de harina de trigo, azúcar, levadura, sal y agua, con forma de barquito y con peinado raya al medio.
Este pan, denominado "pan de batalla" por ser de precio accecible al bolsillo de toda la gente, forma dúo con una gaseosa típicamente paceña también: Papaya Salvietti. Marraqueta y Papaya Salvietti son un ingrediente esencial en la vida de los paceños. Se imaginan acompañar un Chairo o un Fricasé con pan molde o de bolsa? imposible! tiene que estar acompañado por una buena marraqueta y una Papaya Salvietti.
El plátano con marraqueta y Papaya Salvietti es la merienda más popular de Chuquiago, sobre todo para los obreros de fábricas y de la construcción, y también uno de mis bocados favoritos, pues en La Paz el plátano tiene un sabor diferente y con una buena marraqueta no necesitas más.
La marraqueta ha sido nombrada "Patrimonio Paceño" en 2006 e incluso hubo un proyecto para nombrar "marraqueta" a una de las calles, pero no sé si este proyecto dio frutos, y es que no se puede concebir a La Paz sin marraqueta o sin Illimani, por eso les dejo con las palabras del C'ochala Ramón Rocha Monroy quien describe este manjar mejor que nadie:
..."Si fuera pintor, pintaría un paisaje de La Paz con una marraqueta humeante en lugar del Illimani. Quizá ambas criaturas tienen el mismo espíritu, la más pequeña de mineral en bruto y la enormísima de cristal. Es maravilloso disfrutar del desayuno paceño echando vapor por la boca y contemplando el Illimani al amanecer. Es una reconciliación con el alma y el cuerpo, body and soul --la conjunción del viejo blues".
Cuando los viajes son largos y uno regresa después de tiempo a su Chuquiago ¿qué es lo que más extraña?". En ese momento lo primero que se viene a mi mente es una mañana fría como todas las mañanas paceñas, un café con ese aroma que se siente diferente en el ambiente seco y casi cero humedad de La Paz, un pedazo gigante, suave, blanco y salado de queso collana y la imagen principal: una marraqueta crocante, de esas que al partir un trocito emiten un sonido especial, el olorcito de la miga abundante y el primer bocado con ese sabor único, incomparable.
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